Termina un largo día de trabajo. Te vas a dormir cansado, luego de haber volado, aterrizado casi sacando un pie fuera del avión para poder salir más rápido. Te estaban esperando. Llegaste corriendo.
Trabajas hasta tarde en la tarde, pero te vas a dormir tranquilo porque el otro día, al comenzar en la misma ciudad, debería ser bastante más tranquilo. ¿Seguro, no?
Suena el despertador a las seis y media. No importa. Estabas despierto desde antes de las seis por culpa de una tormenta eléctrica muy intensa. Por suerte – o no – no te despierta el gallo de planta baja, como les pasa a muchos otros. Tu habitación está en el cuarto piso, pero por más que el gallo tuviera pulmones de acero y garganta de aluminio, los truenos lo silencian todo.
6.35. Bajas a desayunar con la ropa del día anterior. Una práctica inconcebible para alguien que reniega de vestirse una sola vez al día, imaginate dos. Volvés de desayunar dispuesto al uso de todos los artefactos del baño. Nunca juntos ni al mismo tiempo. Cuando terminás la “fase 1” de tu proyecto “una horita fácil en el baño” se corta la luz. No hay luces de emergencia. Te quedan por delante la ducha, la afeitada y hacer la valija. Ya sabés que te perdés el reporte de Confesore por TN.
7.20. Entrás a la ducha sintiendo lo mismo que un integrante de los Murciélagos. Te enjabonás lo que suponés que enjabonas y, sobre todo, enjuagas lo que supones que enjuagas. La toalla hará el resto.
7.25. Te ponés espuma de afeitar en un área de tu cuerpo considerablemente mayor que la que hubieras “espumado” si hubiera luz (te das cuenta de esto recién en el ascensor, cuando encontrás bastante espuma de afeitar en el cuello, pero medio cerca de la nuca). Te afeitas sin cortarte. Es decir, como el culo porque dejás un 12% de la cara con la barba de Sayid. Horrible.
7.40. Hacés la peor valija de tu vida. (Cuando vuelve la luz y la ves, pensás que la armó Paris Hilton después de una partuza con dos sobrevivientes haitianos hambrientos y cagados de sed).
8.00. Te vas a laburar. Llegas ocho y cuarto pensando que los que van a pasar el día de laburo con vos llegan 9 menos cuarto. Error. La mitad de ellos te espera desde las 7.50 (momento en que hacías la peor valija de tu vida) y te lo hacen saber.
8.16. Se te cagan de risa cuando escuchan tu historia y encuentran más restos de espuma de afeitar en tu cuello/nuca.
17.05. Llegas al aeropuerto. Estás solo en el mostrador para hacer check-in. Tu vuelo no sale hasta las 7 menos cuarto. El personal de la aerolínea tiene mucho tiempo para dedicarte. Parte de su dedicación los lleva a sacar la conclusión de que tu valija – mal hecha, aunque nunca detectable desde el exterior de la misma – pesa demasiado. Volvés a mirar tu valija porque, hasta donde recordabas, tiene el tamaño de una caja de zapatos, solo que con una manija y dos rueditas. Te preguntás en qué momento del día pasaste por al lado de un sorete y te olvidaste de pisarlo. El personal de la aerolínea te da una bolsita para que guardes la compu. Guardas la compu, el cargador, el mouse y el pen drive y ahora la valija pesa lo suficientemente poco como para poder ir en la cabina del avión y no en bodega. La cara de la señorita que te facilitó la bolsita la delata. Sabe que lo que acaba de hacer no tiene sentido. Acaba de separar un bulto en dos, cuya suma de sus respectivos pesos es idéntica al peso del bulto original (la valija de Paris Hilton). Llama al supervisor / jefe / encargado. El tipo pone caras y carotas. Lo querés putear, pero sabés que el padre de tu ahijada lo conoce bien. Te la morfás como un duque (nunca supe qué es hacer algo como un duque).
18.53. Subís a un avión al que se suben también 17 pasajeros (sos freak y los contaste) con valijas más voluminosas e inconvenientes para llevar en la cabina de un avión que la de Paris Hilton. Es más, 4 de ellas se parecen a la que hubiera usado la heredera de la cadena hotelera.
18.55. Tenés 19E. Como es un MD, ya sabés que es ventana. Llegás a la fila 19 y encontrás a un flaco sentado en tu asiento. Te mira y le decís “discúlpame estás en mi asiento”. El 19C está libre porque él está sentado en el 19E. El tipo del 19B, fracasado inservible hijo de mil putas ojalá leas esto y te busques una vida para dejar de ocuparte de las enfermedades de las otras personas, te dice “uy, cuánto lío”. No decís nada, aunque tu cara, a esa altura ya dice lo que hay que decir. El del 19C, hasta ese momento sentado en 19E, lee tu cara y salta por encima del pobre tipo del 19D para reubicarse. Cuando se para en el pasillo, sin decir una sola palabra, mirás a los ojos al del 19B (pelotudo del orto!) y al del 19C (lento a pesar de su doctorado y su puesto en el Ministerio de Educación) y apoyás tu dedo índice derecho en el diagrama dibujado inmediatamente debajo del compartimiento de equipaje que ilustra claramente que E es ventana (tiene el dibujo) y C es pasillo (tiene el dibujo). Gracias McDonnell Douglas por hacer un grafiquito para oligofrénicos que nadie lee.
20.15. Llegás a aeroparque en medio de una tormenta furiosa. El vuelo a Mendoza anterior al tuyo (20.35, el tuyo es el de las 21.40) está embarcando. Le preguntás al personal de la aerolínea (colegas de la chica de la bolsita) si está lleno. Te dicen que sí, obvio.
21.10. Llega la hora de comenzar el embarque de tu vuelo.
21.12. Se cierra Aeroparque. Tormenta demasiado eléctrica como para permitir la recarga de combustibles en pista.
22.40. Tu aerolínea te avisa que tu vuelo parte 23.30. “No está tan mal” pensás.
23.15. Tu aerolínea te avisa que tu vuelo se canceló. Buscate la valija – la de Paris Hilton – que no tenés con vos gracias a la chica de la bolsita, andá a que te den un nuevo boarding para “algún vuelo de mañana” y un voucher para hotel.
00.10 del día siguiente. Personal de la aerolínea te informa que vas al hotel Quilmes. No te suena, pero a esa hora no estás para hacer un repaso mental de los hoteles que conocés. Cualquier cosa que no se llame Hilton te parece nueva.
00.40. Subís a un bondi con otros 27 pasajeros.
00.54. Cuando el bondi agarra la 9 de julio sur rumbo a autopista la plata y a tu derecha se empieza a ver la cancha de Boca te das cuenta que el hotel Quilmes no te sonaba porque queda en …(sí adivinaron) en Quilmes.
01.33. Llegas al hotel “Ciudad de Qulmes”.
06.12. Dejás el hotel “Ciudad de Quilmes”. No, pará!. De 01.34 a 04.00 no hiciste más que escuchar reggaetón porque enfrente de tu hotel hay una fiesta (un miércoles a la noche) y tu habitación está en un primer piso y…sí, adivinaron otra vez (cómo estamos hoy, eh?!), da a la calle.
07.05. Pagás los 150 mangos de remise Quilmes – Aeroparque.
07.10. Personal de la aerolínea, colega de la chica de la bolsita, te paga los 150 mangos de remise Quilmes – Aeroparque.
07.50. Terminás tu desayuno pagado con un voucher de la aerolínea. Tu desayuno es notoriamente peor que el de la gente que lo paga con plata propia y no con los impuestos de doña Rosa. Tu vuelo es a las 08.45, por lo que en un rato deberías embarcar.
08.22. Te avisan que tu vuelo está demorado y que sale 09.40. Por suerte, tenés la compu, la que se pasó casi 12 horas en la bolsita, como para matar el tiempo y escribir esto. Podría haber sido peor, no?
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