viernes, 31 de julio de 2009

Mondorono y el futbol

El futbol, el fulbo, el fudol, el football, el gran denominador común, la marca social del siglo XX. Mondorono no puede ignorar tamaño asunto.

De cualquier manera, MondoRono es un espacio donde los temas se abordan desde una óptica particular, la de Rono, su creador. Y lógicamente desde ahí se disparan ciertas singularidades de muy diversas índoles.

Rono lleva más de 3 semanas sin postear y luego de exactamente 26 días no pretende retomar la práctica del blog hablando de futbol. De ese futbol que nos abruma, aburre, asquea y satura. Para nada, para eso hay cientos de otros medios encargados de seguir alimentando el negocio que adormece a las masas de una manera mucho más exhaustiva y -si se quiere- "profesional".

Por lo que a Mondorono le queda poco espacio de maniobra cuando se futbol se habla. Parece no haber un tema dejado de lado. Todo se trata, estudia, debate y analiza.

Si bien la relación entre el futbol y la música o entre el fútbol y el rock tampoco es un tema original ni novedoso, Rono rescata en esta ocasión una gema del encuentro entre estos dos grandes mundos.

Y como no podía ser de otra manera, los gustos personales, las admiraciones casi inexplicables, las fantasías de Rono no podían estar ausentes tampoco. Rono es consciente que muchos de ustedes -lectores-, habitantes de MondoRono se emocionarán. Es lógico que así sea. Después de todos, que sería de nuestras vidas sin la sal que las emociones fuertes proveen.

(Atención, como este mes Rono estuvo flojo, van dos videos al precio de uno)




domingo, 5 de julio de 2009

Jogginetta required





Pocos saben del gusto de Rono por el deporte motor. De hecho, este será el primer post con relación al tema. Lo que pasa es que es gusto, no pasión, por lo que tampoco es para levantar mucha polvareda al respecto.

El gusto de Rono viene claramente de familia. Abuelo y padre muy adeptos al manejo a veces adrenalínico hicieron que Rono adquiera cierta tendencia por los autos y algún que otro gusto por poner en peligro su vida detrás de un volante.

Lo que nunca estuvo presente, sin embargo, fue la práctica a modo de deporte. Ganas no faltaron, pero al ser una actividad primero que nada cara, y luego altamente peligrosa, el tenis, las compus, los libros y demás distracciones ocuparon su lugar.

Ayer me invitaron a probar un karting idéntico al de la foto y la verdad, no la iba a dejar pasar. Por lo que me acomodé la jogginetta de las tres tiras - como para no arruinar ningún lompa de los más paquetes, esos para comer sushi - y me fui derechito a la pista.

Al llegar al lugar me llevé la primera de las sorpresas de la tarde: entre los que probaban -era un entrenamiento no oficial - solamente dos pilotos no tenían una jogginetta como la mía. Sí, igual. O a lo sumo negra y no azul marino como la de Rono.

La segunda sorpresa fue que en mi cuerpo no había ninguna sensación negativa, de ningún tipo, ni siquiera de ansiedad. Solo contemplación y placer por lo que estaba viendo, escuchando y oliendo.

La última de las sorpresas llegó al final y a modo de confirmación: el karting es la quintaesencia del automovilismo en cualquiera de sus formas. Nada lo supera en pureza. Es tan genuino que no limita casi en nada. Edad, peso, raza, religión, ideología, nada. Nada te deja abajo de un karting. Quizás lo económico, como tantas otras cosas.

Lo cierto es que Rono se sintió muy cómodo, como en casa, entre muchos otros tanto o más enfermos que él, pero por sobre todo, tan privilegiados por vivir en este planeta en la misma era que el karting. Una coincidencia y una no convencionalidad de esas que tanto le gustan a Rono.