jueves, 25 de agosto de 2011

Road To Nowhere



Estoy sentado frente a la pantalla de mi compu, alternando entre golf, chismes, mails y agendas. Muerdo una medialuna empapada en café con leche caliente. Pienso "qué rico!". Me pregunto "¿Cuántas medialunas más van a pasar hasta que deje de gustarme?". Sigo leyendo. Entra un mail. Leo. Demoro en re-leer. Demoro en responder. Me doy cuenta que estoy sentado mal y me duelen la espalda y el cuello. Me estiro. Al estirarme, levanto los brazos y golpeo una lamparita pituca que nunca registré como un objeto tan cercano. Miro. No la rompí. Bien.

Sigo mirando. Ahora hacia adelante. Estoy a unos 10 metros de un ventanal que da a la calle. Vuelvo a mirar. No reconozco donde estoy. Vuelvo a mirar, esta vez con un dejo de temor.
No recuerdo donde estoy. Me concentro un segundo más y recuerdo. Estoy en Rosario. La misma Rosario de siempre. Otra Rosario. Llegué anoche. Era el cumple del Negro de Pichincha. La gente lo festejó frente a su estatua, acá, a la vuelta. Sigo pensando. "No, la puta madre". Me doy cuenta que podría estar compartiendo el café con Belen. Pienso "Está tan quemada como yo y tampoco reaccionó que estamos a 20 cuadras de distancia". Faltan 20 minutos para que agarre la valija y parta para la terminal. Faltan 12 horas para llegar a casa. 12 horas para acostarme en mi cama.

Sigo pensando. Llevo muchas noches sin pasar por ahí. Saco cuentas. 20 de las últimas 28. Me da miedo otra vez. Me pongo a pensar en lo que significa. Por suerte, rápido pienso en todo lo que significa y me vuelvo a estirar. Me relajo. Quiere decir que me convencí que no era grave. Me convencí que no es tanto. Me convencí que no es para siempre. Me convencí que en el verano ni me voy a acordar. Pienso "verano" y me imagino con los pies en el pasto. Me imagino viendo a mi hijo caminar por el mismo pasto. Corre. Juli lo levanta. Se ríen, nos reímos. Me siento bien. Mejor que recién. Apreto "Publish Post" y pienso "llevo meses sin postear". Y qué? Apago la compu. La guardo. Agarro la valija y salgo. Otra vez.

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