Mi nuevo vicio, el golf, no atenuó un ápice mi pasión de toda la vida, el tenis.
Este año fue muy especial para el tenis y para mí y mi relación con ese deporte también.
Este año cambió el número uno después de más de cuatro años. Este año, después de 28 años, Roland Garros y Wimbledon tuvieron el mismo campeón. Este año, por primera en la historia de este deporte, un jugador consiguió ganar sus 4 primeros torneos en idéntico número de semanas. Ningún otro campeón debutante había superado los 3.
Y en lo personal, siempre recordaré 2008 como el año en que conocí una de las cuatro capitales del tenis, la única donde no se habla inglés. Ese mágico lugar donde muchos de los más grandes no pudieron ganar.
Fue un día increíble, soleado, no demasiado caluroso. 64 partidos de singles masculinos. No los vi a todos, obvio, pero ganas no me faltaron. Para los que saben de mi indiferencia por el tenis femenino, digamos que fue una suerte. Aunque de “suerte” no tuvo nada, ya que año a año, el primer día de qualy es exclusivo para “chicos”.
También estuvo bueno poder relacionar nombres con caras, ya que para los que seguimos este deporte de manera exhaustiva, hay una enorme cantidad de nombres que manejamos semana a semana, pero que no tenemos la suerte de ver ni en vivo ni por televisión.
También fue un año en el que me sentí un poquito más conectado al deporte a través del juego, de la “timba”. Sí, la ATP organiza juegos online, donde los fanáticos pronosticamos resultados y armamos “equipos ideales” semana a semana. Este último, es un juego llamado “Fantasy Tennis”. Fantasy tuvo la capacidad de atraparme y mantenerme cautivo por más de 7 meses. El desafío era grande. Había que utilizar a cada jugador no más de 5 veces en (casi) todo el año y armar, torneo a torneo, un equipo con 8 singlistas y una pareja de dobles. Desde el principio noté que los participantes eran expertos en la materia. Grandes combinaciones de equipo, excelente timing para distinguir cuando usar a uno y dejar “descansando” a otro y cosas por el estilo. Más de doce mil fanáticos inscriptos y entre tanta competencia despiadada, Rono consiguió un respetable 396º lugar. Más allá del ránking, me quedo con el entretenimiento y el rato de esparcimiento.
Mañana empieza ese período del año donde los fanáticos del tenis “hibernamos”. Termina el Masters y con ello, el año. Estaremos distraídos hasta principios de enero, cuando a partir de la tercera semana, tengamos que quedarnos despiertos hasta tarde o madrugar, por culpa de la diferencia horaria con Australia, el Grand Slam del sol y de las finales de noche.
La verdad es que espero al 2009 con bastante ansiedad. Va ser un año muy interesante. Nuevo sistema de ranking, nuevos torneos, nueva categorización de muchos de ellos y sobre todo, lo más importante, la intriga por saber quién de todos los candidatos va a ser el mejor del año. Por primera vez en mucho tiempo se hace complicadísimo pronosticar quién será el número uno. Lo más probable es que haya varios o, como mínimo, un par. Eso solo ya será incentivo suficiente como para volver a disfrutar de otro año lleno de emociones.
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