domingo, 18 de enero de 2009

Ya no estamos solos



Uno de los highlights de mi reciente paseo por las Pampas fue el bautismo de mi ahijada Amparo. “Amparo Fernandez Vázquez” dirán los libros de historia (y Google) en el siglo 22, ya que el padrino vaticina glamour, celebridad, y por qué no, algún legado para la raza argenta.

La cuestión es que entre tanta agua bendita, vestiditos blancos y demás accesorios de su incipiente vida social, todos los involucrados asistimos a la celebración de dicho evento, el cual, para mí, representó una verdadera revelación.

Esa noche, recién en ese momento, tomé conciencia de que ya no estamos solos. No éramos los mismos de siempre, más gordos, pelados, arrugados y blandos. Eramos todo eso y 15 personitas más.

Quince seres llenos de energía, 15 puntos de luz, como diría Vedder. Y haberme dado cuenta de eso, tan obvio para algunos, tan poco evidente para otros tantos, me hizo entender que “esos mismos de siempre” ya no éramos tal grupo.

Ahora hablamos de familias, hablamos de grupos, ya no de individuos. Y nuestras costumbres, ganas, sueños y objetivos ya no son los mismos. Ahora todo está supeditado a la voluntad, la suerte y el destino de estas nuevas personitas.

No sé qué es mejor o peor. Responder esto o intentar acercarse a una respuesta sería motivo de horas de pensar, analizar y hasta debatir. Seguro no es más fácil, no hay dudas al respecto. Pero el hecho de que haya algo más, quizás, a la larga, nos haga más eficientes, menos “vuelteros” y más activos.

Se terminaron los fines de semana de letargo, los viajes a la nada, las semanas enteras de deambular “colgados” por la vida. Hoy, una risa, un grito, un llanto, nos mantienen más alertas, más despiertos y más responsables. Las personitas nos hicieron grandes. Vinieron a hacernos crecer a una velocidad que no respeta ni al reloj ni al almanaque.

Bienvenidos. Bienvenidos al mundo de los viejos pendejos jugando a ser grandes.

1 comentario:

Marta dijo...

ni hablar de los que jugamos a ser abuelos..y llegamos a descubrir lo maravilloso que es y lo que realmente será cuando deje de ser un juego. Y sabés qué?, te morís de ganas de darle las gracias a todos los que te permiten ir ensayando.