lunes, 17 de noviembre de 2008

Hola, te estaba esperando (aunque no tenía ganas de verte)



Llegó. Lo estaba esperando sin demasiada ansiedad, pero sabiendo que su arribo era inexorable. El almanaque dice que es época de otoño por acá, pero el tipo se manda igual, sin pedir permiso. Mi compañero por los próximos cinco meses – con alguna excepción producto de algún viaje que meteremos en el medio – se hizo sentir.
Llegó el invierno. Al menos hoy lo sentí por primera vez.

La gente suele tener diversas maneras de reconocer su llegada. Para muchos, es el abrigo, para otros la calefacción, en fin, indicadores, nada más que eso. Como uno acá se acostumbra a ignorar los primeros indicios porque de no ser así, ciertos días pasan a tener características aterradoras, para mí, como ingeniero por formación y nerd por naturaleza, el invierno tiene que ver exclusivamente con el termómetro. En mi caso, es invierno, o mejor dicho, comienza el invierno el día que la máxima no llega a cero.

Sí, ya sé. Para cierto lector desprevenido, acostumbrado a actividades al aire libre “en pleno invierno”, en lugares con climas benévolos, lo que acabo de describir es excesivamente extremo. De hecho, una gran porción de la población mundial nunca vivió un día de máxima bajo cero. La expresión en sí parece absurda. “¿Como la temperatura máxima de un día puede ser tan baja?”, se preguntan muchos, mientras yo uso el signo de interrogación abierto por primera vez desde que tenía 10 años (calculo).

La verdad de todo esto es que uno se termina acostumbrando, como todo en la vida, a este tipo de cosas. Es más, uno mira el mapa y se consuela. “Podría ser peor”, pienso a veces. Y completo: “sí, podría ser un grado peor”.

En fin, es así, por acá, el invierno es un señor de cuerpo fuerte, de voz grave, que usa sombrero y botas. Camina a paso firme y cuando habla, se hace escuchar. Nada de vientos suaves y nevadas tenues que inspiran pinturas. Para eso esta esa muchacha llamada primavera. Acá el invierno es hielo. Punto. Y al que no le guste, pues bien, que regrese en abril porque mientras tanto, el que manda es el señor que tiñe todo de gris y permite a la noche reinar por más de 15 horas al día.

1 comentario:

diego dijo...

ahora, que feo es mear y que te salga vapor aunque me imagino que ni siquiera pasa eso. Bueno, te mando un saludo en ojotas, con bermuda y por supuesto musculosa (sin músculos).